Vaya si venimos escuchando hablar sobre vacunas en los últimos dos años a causa de la pandemia de coronavirus y que puso en jaque al mundo tal y como lo conocemos.
Si estamos saliendo de esta pesadilla es gracias a las vacunas y es por eso que surgieron muchos interrogantes respecto a su conservación.
En ese caso, una de las principales preguntas es cómo mantener correctamente la cadena de frío, para que las vacunas no se echen a perder.
Es que se trata de un aspecto crucial para que las dosis funcionen, ya que si se rompen o estropean no tendrán ningún efecto sobre el organismo. En consecuencia, no estaremos protegidos contra la COVID-19.
Por supuesto que todas las vacunas necesitan estar correctamente almacenadas y aquí juega un papel fundamental el refrigerador, artefacto del que hablaremos en este artículo.
¿Qué es un refrigerador de vacunas?
Un refrigerador de vacunas son unidades pensadas, diseñadas y fabricadas especialmente para el almacenamiento de vacunas sensibles a la temperatura, tales como las dosis de influenza, rotavirus, Shingrix y las recientes contra la COVID-19.
En función de sus capacidades, estos congeladores pueden ser compactos, de estilo debajo del mostrador o grandes artefactos verticales.
Los refrigeradores deben tener la capacidad de ofrecer las condiciones propicias, para que las vacunas no se dañen.
En concreto, según las características de las dosis a almacenar, el congelador tiene que funcionar a una temperatura muy baja, para que su aplicación proteja al ciudadano contra la enfermedad para la que fue creada.
¿Qué elemento es el más importante para un refrigerador de vacunas?
Si bien un refrigerador de vacunas tiene varias partes importantes, la pieza clave para saber si está funcionando a la temperatura idónea es el termostato (Control de Temperatura).
A través de este elemento, se puede controlar y mantener las condiciones necesarias para que las dosis no se echen a perder.
En otras palabras, el termostato es el elemento a través del cual los laboratorios aseguran que la temperatura es la adecuada para que las vacunas funcionen.
¿Cómo se realiza la cadena de frío de las vacunas?
En la actualidad, la gran mayoría de las vacunas deben estar siempre a una temperatura de entre 2°C y 8°C, desde el momento en que se preparan hasta que son aplicadas.
Recordemos que la cadena de frío, puede verse comprometida durante varias etapas, sobre todo si las dosis tienen que trasladarse constantemente.
La principal amenaza es la exposición a variaciones de temperaturas, ya que puede comprometer seriamente la efectividad de las dosis (o incluso, anularlas por completo).
Debido a la emergencia de la COVID-19, se han utilizado nuevas herramientas para que las vacunas lleguen a salvo a algunos países con recursos limitados, como refrigeradores solares y de queroseno.
Otro de los factores que pueden romper la cadena de frío son los constantes cortes de luz, especialmente en lugares en los que el suministro no es para nada confiable.
Independientemente de la vacuna, es clave que las temperaturas sean acorde en todas las etapas. Dependiendo de la logística, puede que estén siempre almacenadas en el mismo almacén o es factible que deban transportarse.
En este último caso, podemos trazar un paralelismo con lo que sucede con la cadena de frío de los alimentos, en donde desde la elaboración hasta el destino final (supermercado o consumidor) los productos tienen que estar en un ambiente helado.
Pues bien, aquí sucede lo mismo. Si tienen que trasladarse las vacunas, todos los transportes (camiones, aviones, barcos o coches) deben contar con refrigeradores que permitan almacenar las vacunas a temperaturas adecuadas.
¿Qué pasa si se rompe la cadena de frío de las vacunas?
Si la cadena de frío de las vacunas se rompe, se ve comprometida la efectividad de las dosis que estén almacenadas.
Si, por ejemplo, se trata de un almacén gigante, con cientos de miles de vacunas, todas ellas estarán seriamente comprometidas.
Es que la cadena de frío permite resguardar la estabilidad y efectividad de las dosis, es decir, garantiza su capacidad inmunológica.
De todas maneras, es poco probable que un lugar espacioso eche a perder todas las vacunas almacenadas, salvo problemas graves como cortes en el suministro eléctrico.
Pero, sí es muy común que uno de los tantos refrigeradores que hay presente una falla. Si esto ocurre, la vacuna puede mantener su eficacia durante 2 o 3 horas, lo que significa que deberá ser aplicada rápidamente.
Cabe destacar que, si la cadena de frío se rompe, la dosis pierde efectividad, pero el paciente no se va a enfermar. No le va a pasar absolutamente nada, solo tendrá que esperar a recibir una vacuna que esté en condiciones.
La mejor solución de refrigerador de vacunas es de Cold Jet
En Cold Jet somos expertos en la gestión de la cadena de frío y esta es la principal razón por la que podemos recomendar el hielo seco como solución ideal para el almacenamiento de vacunas.
Debido a la crisis sanitaria causada por el coronavirus, ha emergido como una alternativa fiable para que las dosis no pierdan su efectividad.
Tal y como sucede con la cadena de frío de los alimentos, el hielo seco es altamente efectivo para la conservación de las vacunas.
Esto es debido a que es un elemento capaz de mantener las temperaturas que las dosis necesitan para no perder su eficacia.
Además, otra de las grandes ventajas del hielo seco, es que puede ponerse en todo tipo de refrigeradores de vacunas.
Si tiene un laboratorio y está pensando en cómo almacenar dosis para aplicar a pacientes contra la enfermedad que sea, no pierda más tiempo y contáctate con Cold Jet.
Contamos con la experiencia que busca para asesorarlo en todo lo que necesite respecto a la producción y el uso del hielo seco.
Sabemos que es un tema sensible, pero tenemos a un equipo de profesionales expertos en el tema, quienes sabrán darle las recomendaciones que precisa para el almacenamiento de las vacunas en su laboratorio.
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